viernes, 15 de agosto de 2008

Nacionalismo, Patriotismo, Orgullo dominicano, ¿en extinción?

Observando un poco de TV por cable en estos últimos días noté como todos los canales, anuncios y promociones nos indican y nos inducen a transformarnos en otra cultura, dígase las culturas de países amigos como México, Colombia, Venezuela, nuestro hermano mayor del norte, EU, etc.; esto me llamó a preocupación. Me dirijo en automóvil y escuchando la radio noto que la gran mayoría nos ponen Salsa, Reggaetón, Rock y Boleros (¿dónde encuentro a nuestro famoso merengue?). En ese momento voy subiendo por la Winston Churchill, con el fin de tomar la Abraham Lincoln para poder llegar a la John F. Kennedy y en cada esquina me encuentro con un hermano nacional haitiano vendiendo frutas o descansando de su jornada de trabajo en la construcción de un edificio o mejor, vendiendo tarjetas de llamadas, o cualquier chuchería en cada semáforo. Al final del trayecto me pregunté con cierto pavor, ¿dónde estaba, en qué ciudad o país me encontraba?

Un grupo de neo liberales respondería, es que estamos viviendo el producto de la globalización y ya los países viven con personas de múltiples nacionalidades y por ende se vuelven pluriculturales. Ahora bien yo me pregunto ¿cómo es que en Colombia, Venezuela, México, Haití, EU, en el casco central de sus principales ciudades, NO hay una sola calle con el nombre de un prócer dominicano que no sea Duarte?

Es doloroso saber que nuestros estudiantes saben mejor quién es Abraham Lincoln que Gregorio Luperón, o J.F. Kennedy que Desiderio Arias, La Churchill que Salome Ureña; así una lumbrera de hombres que con su valentía y orgullo patriótico (Antonio de la Maza, Salvador Estrella Sadhalá y el teniente Amado García Guerrero), llegaron a poner sus vidas en juego para el bien del pueblo dominicano.

Cómo podemos hablar de narcotráfico, de robos, de huelgas de médicos, de inescrupulosos pidiendo subsidios a cuesta del dinero del pueblo para ellos ser más ricos, de políticos corruptos que van al Estado a enriquecerse con la desgracia de los demás, si no tenemos claro el concepto de que cada uno de nosotros debe poner el ejemplo, que deberíamos castigar a todo aquel que esté vagando, que debiéramos crear políticas de estado donde parte de los castigos a los presos fuera el trabajo pesado en la construcción y en el sembrado y con esto por lo menos evitar la delincuencia rapaz en nuestras cárceles.

Cuanto me impacta observar, por ejemplo, como un ciudadano chino puede tener 40 años viviendo en el país y aun así no habla bien el español dominicano y NUNCA pierde las costumbres de su país de origen; solo por citar una de las tantas nacionalidades que conviven en nuestro país y que siempre ponen primero las suyas antes de adoptar las nuestras.

Nuestro país esta sucumbiendo ante este neoliberalismo pluricultural que nos estamos imponiendo. Es preponderante volver al uso de aquel famoso libro Manual y Cívica en las escuelas, colegios privados y públicos de nuestro país para enseñarles a nuestros nobeles estudiantes, quienes son el futuro, que deberán cuidar nuestra soberanía. Debemos revisar los nombres de nuestras calles principales, porque aquí héroes y personajes importantes de la historia hay de más y no sólo Balaguer, Peña Gómez y Juan Bosch, como han querido vendernos los políticos.

Debemos poner otra vez el himno nacional, en las mañanas, al mediodía y a las seis de la tarde, obligatorio en todas las radioemisoras, para recordarnos todo el tiempo que esas letras son producto de sangre derramada por mucha gente con el fin de que hoy podamos decir que somos dominicanos y que tenemos un país que se llama REPUBLICA DOMINCIANA, no Puerto Plata, Punta Cana, Boca Chica; que es como nos conocen.

Debemos volver con el incremento de la producción nacional; ¿es que el dominicano no tiene capacidad para hacer carros, computadoras? Es más lo más mínimo fábrica de zapatos, construcción de barcos, armas; entiendo que tenemos más que capacidad para inventar y desarrollar productos (sabíamos que en este país, en el pasado, teníamos fabricas de construcción de armas). Esto generaría empleos y por ende menos vagos.

Necesitamos en definitiva un nuevo orden, una disciplina y educación, actos a la bandera, cuidar nuestras fronteras (mar y tierra), menos corrupción, más desarrollo agropecuario (volver al campo,); en fin un esfuerzo mancomunado para continuar abiertos al mundo sí, pero dejándole claro que estamos orgullosos de ser dominicanos y que este pedacito de tierra donde Dios dejò caer una lágrima y lo bendijo es nuestro y de nadie más. Que viva la REPUBLICA DOMINICANA.

Como en un momento externó el patricio Juan Pablo Duarte y cito: “Trabajemos por y para la Patria, que es trabajar para nuestros hijos y para nosotros mismos”.